Salmos 55
y no te escondas de mi súplica.
55:2 Está atento, y respóndeme;
clamo en mi oración, y me conmuevo,
55:3 A causa de la voz del enemigo,
por la opresión del impío;
porque sobre mí echaron iniquidad,
y con furor me persiguen.
55:4 Mi corazón está dolorido dentro de mí,
y terrores de muerte sobre mí han caído.
55:5 Temor y temblor vinieron sobre mí,
y terror me ha cubierto.
55:6 Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma!
Volaría yo, y descansaría.
55:7 Ciertamente huiría lejos;
moraría en el desierto. Selah.
55:8 Me apresuraría a escapar
del viento borrascoso, de la tempestad.
55:9 Destrúyelos, oh Señor; confunde la lengua de ellos;
porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.
55:10 Día y noche la rodean sobre sus muros,
e iniquidad y trabajo hay en medio de ella.
55:11 Maldad hay en medio de ella,
y el fraude y el engaño no se apartan de sus plazas.
55:12 Porque no me afrentó un enemigo,
lo cual habría soportado;
ni se alzó contra mí el que me aborrecía,
porque me hubiera ocultado de él;
55:13 Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío,
mi guía, y mi familiar;
55:14 Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos,
y andábamos en amistad en la casa de Dios.
55:15 Que la muerte les sorprenda;
desciendan vivos al Seol,
porque hay maldades en sus moradas, en medio de ellos.
55:16 En cuanto a mí, a Dios clamaré;
y Jehová me salvará.
55:17 Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré,
y él oirá mi voz.
55:18 El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí,
aunque contra mí haya muchos.
55:19 Dios oirá, y los quebrantará luego,
el que permanece desde la antigüedad;
por cuanto no cambian,
ni temen a Dios. Selah.
55:20 Extendió el inicuo sus manos contra los que estaban en paz con él;
violó su pacto.
55:21 Los dichos de su boca son más blandos que mantequilla,
pero guerra hay en su corazón;
suaviza sus palabras más que el aceite,
mas ellas son espadas desnudas.
55:22 Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará;
no dejará para siempre caído al justo.
55:23 Mas tú, oh Dios, harás descender aquéllos al pozo de perdición.
Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días;
pero yo en ti confiaré.
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