Salmos 28
Roca mía, no te desentiendas de mí,
para que no sea yo, dejándome tú,
semejante a los que descienden al sepulcro.
28:2 Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti,
cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.
28:3 No me arrebates juntamente con los malos,
y con los que hacen iniquidad,
los cuales hablan paz con sus prójimos,
pero la maldad está en su corazón.
28:4 Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos;
dales su merecido conforme a la obra de sus manos.
28:5 Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová,
ni a la obra de sus manos, el los derribará, y no los edificará.
28:6 Bendito sea Jehová,
que oyó la voz de mis ruegos.
28:7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo;
en él confió mi corazón, y fui ayudado,
por lo que se gozó mi corazón,
y con mi cántico le alabaré.
28:8 Jehová es la fortaleza de su pueblo,
y el refugio salvador de su ungido.
28:9 Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad;
y pastoréales y susténtales para siempre.
Atrás